Solidaridad y farándula
http://editorial.elmercurio.com/archives/2007/09/solidaridad_y
Señor Director:
No cabe duda que la práctica de la solidaridad es encomiable. Ella ayuda a abrir los ojos sobre las necesidades de los demás y corre en auxilio de las mismas.
La solidaridad se puede manifestar de muy diversas maneras. Es solidaria la persona que visita a un enfermo, el médico que le regala algo de su atención y de su tiempo. Lo es también quien se ocupa de un encarcelado, que lo visita y junta para él revistas y libros. Lo es, del mismo modo, el que ayuda a un ciego a atravesar la calle; el que maneja despacio y lo hace por la pista derecha; el que no camina haciendo zig-zag por las veredas, impidiendo en uno y otro caso, la circulación de quienes van apurados. Lo es, igualmente, el que cuida los bienes comunes de las plazas y calles. De igual manera, es solidario el que aporta su ayuda económica para que otros puedan comer, dormir y hasta morir con alguna dignidad mayor.
En una palabra, es solidario el que respeta los derechos del otro; los de los otros: el que cuida y se hace cargo de esa multiplicidad de necesidades que nos salen al encuentro y que hacen posible la vida en sociedad; que construyen una sociedad más fraterna. Es solidaria la religión contemplativa que se preocupa de sus hermanas y hace oración por las misiones y los pobres, como es solidaria la señora de una población que ya tiene cinco o seis hijos y se hace cargo de la niñita de la vecina que acaba de fallecer.
La práctica de la solidaridad trae consigo toda la complejidad de la vida humana y sus desafíos: la de los enfermos y encarcelados; la de los ciegos y los automovilistas; la de los que caminan y de quienes tienen hambre.
Por eso es riesgoso reducirla al dinero. En un país como el nuestro, donde todavía hay cesantía y siempre habrá encarcelados y enfermos, se corre el peligro de dar por clausurada la tarea de la solidaridad aportando un billete o un cheque.
Más riesgoso resulta ver que bancos y grandes empresas muy generosamente se ponen con su dinero para ayudar a los que menos tienen, comprometiendo incluso importantes espacios en los medios de comunicación social.
La imagen, entonces, se dibuja con mayor precisión. Es solidario el que da dinero, el que da más dinero. Quienes lo reciben pasan, entonces, a ser los administradores de la solidaridad.
Posiblemente haya que reiterar que la verdadera solidaridad es la de la vida diaria, aquella en que nos hacemos responsables por el hermano y no necesariamente aquella que ha pasado también a ser "de marca". Puede no ser muy pedagógico, para que todos crezcamos en solidaridad confundirla con el comercio o elegir los caminos de la farándula.
PERCIVAL COWLEY V. SS.CC
Posteado por El Mercurio a las Septiembre 8, 2007 09:12 AM |
Muy bien... le felicito sinceramente y adhiero a su carta. Contribuye usted generosamente a divulgar actitudes cotidianas conducentes a sentirnos mejor en el ejercicio de cada día.
Lo suyo está muy bien, pero buscándole la quinta pata al gato y atendiendo a la falta de comunicación social de que somos víctimas, el reconocimiento de virtudes en el hermano y su exaltación es, hoy por hoy, un gesto solidario muy necesario. El lograr vencerse en el egoísmo ideológico y abrir nuestra verdad
a la verdad del hermano ha de ser el gran desafío solidario de nuestro presente y futuro. El reconocimiento sincero, ético y leal.
Mi referente en la solidaridad es el Padre Hurtado y, claro que es difícil cumplir y seguirlo en sus grafitis solidarios. Me defiendo buscando una explicación a sus milagros, en los equilibrios solidarios del universo. En ese contexto, los equilibrios solidarios, los equilibrios gravitacionales y los equilibrios matemáticos son lo mismo, y felizmente, para nuestros nietos, esas matemáticas ya están escritas. Hay de por medio, un arduo trabajo.
En esos equilibrios... no son necesarios los aportes monetarios extraordinarios. Serían la negación del modelo.
“El trabajador no quiere caridad, quiere reconocimiento por su trabajo y respeto por sus derechos”, versa el grafiti de Hurtado instalado en Avenida Departamental cerca de Santa Rosa.
Mis saludos para usted y agradecido por leerme,
Mapuche Araucano