Milagro Canonización
(Texto original de la Fundación Padre Hurtado)
Cuando no tenemos explicaciones, cuando la ciencia médica dice
hasta aquí llegamos, cuando buscamos palabras para tratar de
entender que algo extraordinario ha ocurrido, hablamos de un
milagro. Eso ocurrió con Viviana Marcela Galleguillos Fuentes.
Una joven, como cualquier otra, que hoy estudia arquitectura y
que en 1996 estaba en el colegio.
Ese año fue crucial en su vida. Un accidente automovilístico
junto a un grupo de amigos, pudo haber truncado su vida. Sin
embargo eso no ocurrió.
hasta aquí llegamos, cuando buscamos palabras para tratar de
entender que algo extraordinario ha ocurrido, hablamos de un
milagro. Eso ocurrió con Viviana Marcela Galleguillos Fuentes.
Una joven, como cualquier otra, que hoy estudia arquitectura y
que en 1996 estaba en el colegio.
Ese año fue crucial en su vida. Un accidente automovilístico
junto a un grupo de amigos, pudo haber truncado su vida. Sin
embargo eso no ocurrió.
El accidente ocurrido cerca de Papudo, la dejó con un problema
cerebral de extrema gravedad, que durante varios días parecía
insalvable.
En el hospital de Valparaíso los médicos le advirtieron a sus padres que no se hiciera grandes ilusiones, pues la situación clínica no daba esperanzas.
Su padre se vino a Santiago al santuario del Padre Hurtado y aunque era de madrugada, él rezó y esperó hasta que se abriera para poner su caso en la tumba de este gran hombre. Sería él quien haría de intermediario frente a Dios todopoderoso para volver a la vida a su única hija.
El padre hizo su oración de petición y la dejó estampada en el libro que hay en la tumba.
Su madre y sus abuelos hicieron otro tanto con cadenas de oración. A los 12 días m/m, ella despertó como de una gran siesta, sin explicarse por qué se encontraba ahí. No tenía vestigios de nada, no había secuelas de ninguna especie. Los médicos no tenían explicación.
A los dos días se había retirado del hospital por sus propios medios.
Entonces vinieron a dar gracias a la casa del P. Hurtado y describieron su caso nuevamente en el libro.
Este hecho sirvió para que se iniciara la investigación por parte de la comisión médica chilena y luego lo hicieran en Roma. El proceso fue largo, pero finalmente se reconoció que la intercesión de Alberto Hurtado, había permitido que Vivi, como la llaman todos, pudiera encontrarse en medio de nosotros gozosa y agradecida de la nueva vida que el Señor le regalaba.
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